miércoles, 16 de abril de 2014

(?)

Resulta


que puedo


escribir


así


nomás


libremente.


Puedo escribir sobre la plaza, sobre ella, sobre ellas, sobre él


sin pensar en la sintaxis ni en la taxis ni en él.


Escribir sobre ese banco, y no encima de él.


Repetir si quiero ese pronombre, y sacarle capaz el tilde, a ver:


el.


Hablar sobre la pasta azul que asoma entre sus dientes y sobre mi falsamente inocente ¿qué es?


de mi no-quiero-estar-acá-pero-igual-me-quedo y usar bien de atrevida eso que le vi hacer a Cortázar antes de ayer.

Del escalón roto, de la ausencia de sacacorcho, de la presencia de cuchillo, del colchón con olor a perro, del despertar en la bicicleta y del viejo y odiado ¿para qué?.